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Construir una comunidad más saludable un cultivo a la vez: entrevista con Ron Pauline, horticultor de Jacksonville

Por Christina Joseph

Ron Pauline camina una cuadra desde su hogar en Jacksonville hasta el pequeño huerto Metro North Garden, en el vecindario Brentwood de Jacksonville, Florida. Allí, el activista comunitario de 79 años guía las manitos de los niños locales mientras exploran el suelo y plantan las primeras semillas de lo que luego se convertirá en un delicioso bocadillo. Ron lo hace con amor. Se ha dedicado a embellecer los vecindarios durante más de siete décadas, comenzando por el jardín de su madre.

Su objetivo es cultivar en los niños de la guardería local All About Kids Learning Center y del programa extracurricular de 2nd Mile Ministries el amor por la horticultura y, por extensión, el amor a sí mismos y la comunidad.

Una vez cosechados, los productos frescos del huerto Metro North Garden se distribuyen entre unos 70 y 75 niños de la guardería o del programa extracurricular, para que los lleven a sus casas. A veces, los voluntarios les dan a los niños clases sobre nutrición y hábitos de alimentación saludable. Se trata de una inversión pequeña pero importante en un vecindario donde el 43 % de los niños vive por debajo de la línea de la pobreza, según las estadísticas de 2nd Mile Ministries, una organización financiada, en parte, por Aetna Foundation, que ayuda a Jacksonville de varias maneras, como con la introducción de huertos comunitarios en el vecindario. “Se trata de lograr familias saludables, niños saludables y vidas saludables”, dice el director ejecutivo de 2nd Mile, Jonathan Blackburn.

Ron Pauline cuida el huerto comunitario de Jacksonville.

 

Ron espera que el huerto siga existiendo cuando él no esté. Después de una década, oficialmente le pasará la posta a 2nd Mile. La organización sin fines de lucro se encargará del mantenimiento del huerto, coordinará a los voluntarios, distribuirá los vegetales y desarrollará programas para los niños locales. “Es un lugar inmaculado y me gustaría que siempre continúe siéndolo”, comenta Ron, quien quiere que los futuros voluntarios amen el proyecto y amen también a los niños, tanto como él.

Ron comparte su opinión sobre cómo mejorar la salud de las futuras generaciones en Jacksonville y sobre cómo será la siguiente fase de su vida.

P.: ¿Cómo fue que se interesó por la horticultura?
R.: Estuve rodeado de cultivos toda mi vida. Desde que tenía 5 años, tenía tareas asignadas en el jardín con las flores de mi madre y tenía que mantener el seto de bambú del lateral de la casa bien podado. Mi tío también vivía en las afueras de la ciudad y cultivaba muchos vegetales, y yo lo ayudaba. Mi madre y mis familiares tenían jardines hermosos; y yo soy muy muy exigente en ese aspecto.

P.: ¿Cómo fue que un pasatiempo se convirtió en su ocupación?
R.: En la década de 1980, fui director ejecutivo de la Aurora St. Anthony Neighborhood Development Corporation, en St. Paul, Minnesota. Me dediqué a eso durante 20 años. Construimos y renovamos algunas viviendas, pero nuestro objetivo era ayudar a mejorar la estética del vecindario. Creamos tres jardines en la zona, en lotes vacíos que donó el municipio. Y, después de ocho años de hacer presión, logramos que el municipio tirara abajo un gran teatro que arruinaba la zona, y nos rentó el lote por $1 al año. Con el tiempo, pusimos allí un mercado de productores. No embellecimos solo esa esquina donde estaba el mercado de productores, sino todo el vecindario. Todos comenzaron a plantar flores en sus jardines.

P.: ¿Cómo comenzó el huerto Metro North Garden en Jacksonville?
R.: Me pidieron que iniciara una asociación vecinal cuando me mudé aquí, a Jacksonville, en el año 2000. En el lote donde hoy está el huerto, había una casa que se incendió. El municipio compró el lote y lo donó a nuestro grupo, la Metro North Community Development Corporation, donde yo era director ejecutivo. Comenzamos el huerto en 2007. Al principio, recibimos algo de dinero para hacer las obras más importantes, como instalar el sistema de riego. Y lo hemos mantenido desde entonces.

P.: ¿Por qué invitar a los niños a trabajar en el huerto?
R.: Lo llamamos “huerto nutritivo”, porque lo usamos para enseñar a adultos y niños a cultivar alimentos. Es un huerto pequeño. Me gusta trabajar con niños porque vivimos hoy en una sociedad muy compleja, pero un huerto es muy simple: colocas la semilla en la tierra. La riegas. Quitas las malas hierbas. Y en unos meses, podrás consumir lo que se has plantado. Me siento muy satisfecho con muchos de los jóvenes que han estado en el programa y que se entusiasmaron con los cultivos.

P.: ¿Cree que enseña más que horticultura a los niños?
R.: ¡Sí! Primero, enseñamos paciencia. Nada crece de la noche a la mañana. Lleva su tiempo, por lo que hay que enseñarles eso. Y, de la forma en que mantenemos el huerto, enseñamos estética. Es muy muy importante que todo quede atractivo, interesante. Si no lo hacemos, se convierte en algo que afea el vecindario, algo horrible. Sentido de pertenencia, eso también adquieren, nos preocupa ese tema. No se trata de dónde se vive, sino de cómo se vive. La estética tiene mucho que ver con el nivel de confianza.

P.: ¿Qué resultados ha notado a partir del programa?
R.: Los jóvenes no solo trabajan en el huerto, a algunos, además, les interesa tener uno en casa. Les damos una maceta para que planten algo en casa y lo cultiven. Al menos, de esa manera, tienen acceso a alimentos reales, saludables, y saben cómo producirlos.

P.: ¿Cuál es tu lema personal?
R.: “Al que madruga Dios lo ayuda”. Me levanto entre las 5 y las 6 de la mañana. Mientras más temprano se reúna con alguien, mejor. Si encuentro a alguien antes de que se haya tomado esa segunda taza de café, lograré que haga lo que quiero. Con esa táctica, recibí gran colaboración de muchos funcionarios municipales, de proveedores y de residentes: las personas parecen estar más receptivas a las nuevas ideas temprano por la mañana.

P.: ¿Cuál es uno de los hábitos saludables que ha adoptado a lo largo de los años?
R.: Soy de la vieja escuela. A veces, por la mañana, bebo un vaso de vinagre y miel. Se supone que ayuda con la inflamación. Y hago cosas con moderación, no me privo de nada. Crecí comiendo determinados alimentos y, a veces, todavía como manitas, tripa de cerdo y vegetales.

P.: ¿Cuál es su prioridad?
R.: Me jubilé hace siete años. Es la primera vez en mi vida adulta que tengo tiempo para mí, porque siempre estaba haciendo algo. En lo que me queda de vida, espero poder compartir con otras personas todas las experiencias positivas que he tenido.

Ron confía en que el huerto está en buenas manos con 2nd Mile Ministries al mando. Vea el siguiente video para obtener más información sobre el trabajo que hacen 2nd Mile Ministries y otras organizaciones para llevar alimentos saludables a las comunidades de Jacksonville que más los necesitan.

Damos muchas cosas por sentado. La mayoría de nosotros entramos a la tienda de comestibles y tomamos lo que necesitamos. Sin embargo, no es así para todos. No es algo garantizado.
 

Bell County, Jacksonville, es una ciudad donde hay muchas comunidades que tienen muy poco acceso a alimentos frescos. Muchas personas tienen que tomar hasta tres autobuses para llegar a una tienda de comestibles.


En nuestra comunidad, tenemos muchas personas que se manejan a pie, ya que no tienen automóviles. No pueden comprarse un automóvil o no pueden afrontar el costo de un boleto de autobús. Además, en Jacksonville hace calor. Solo imagine tener que caminar tres millas con unas diez bolsas de comestibles. Es difícil.
 

Soy Jonathan Blackburn, el director ejecutivo de Second Mile Ministries. Second Mile es una organización que se basa en el trabajo y es socia de Aetna Foundation, que trabaja para el bienestar de nuestra comunidad. Los desafíos de salud que afronta la zona costera de Jacksonville son los mismos que tienen que afrontar todas las comunidades que viven en la pobreza.
 

 Me llamo Mary Ellen Wah y soy la administradora del huerto y el banco de alimentos de Beam. En Beam, tenemos el objetivo de proveer de alimentos saludables a las familias y los clientes que viven con ingresos limitados.
 

Luché contra la tendencia a comer de más por estrés. Sé, de hablar con algunos de ustedes, que todos tenemos días así. Sabemos que nuestros clientes son más susceptibles de contraer enfermedades, así como también sabemos que podemos impulsar un cambio en su salud ofreciéndoles alimentos saludables.


Nuestro programa en la Universidad de Florida se orienta a lograr ese objetivo y, para ello, brindamos respaldo a los huertos comunitarios de toda la ciudad. Las personas se ven fortalecidas cuando tienen la oportunidad de cultivar sus propios alimentos, ya que obtienen independencia y pueden elegir. Desde el momento en el que organizamos estos huertos en la comunidad, vi mejoras en la salud.
 

Hace ya un año que lanzamos el programa de trabajo voluntario extraescolar en el huerto metropolitano del norte de la ciudad, una iniciativa que llamamos “Hábitos saludables, niños saludables”.
 

¿Están listos para ir al huerto? Muy bien, ¡vamos! Poder trabajar en el huerto comunitario implica que estos niños tienen la exposición que necesitan para desarrollar hábitos saludables que mantendrán a lo largo de toda su vida.


Realizar este trabajo permite que los niños comprendan de manera integral el proceso que atraviesan los alimentos que ingieren. Siembran las semillas con sus propias manos y, luego, son testigos de todo el proceso.
 

Los beneficios de salud que se obtienen de los huertos comunitarios no son solo para los niños que participan en el programa, sino también para sus hermanos, sus padres y los miembros de la comunidad.


Les entregamos a estas personas las herramientas que necesitan para llevar una vida más saludable y más feliz, sin importar dónde vivan. Creo que no hay nada más satisfactorio que trabajar con una persona y enseñarle a cultivar sus propios alimentos. Les da un control total sobre su vida.
 

El año pasado, produjimos 7,500 libras de alimentos y pudimos proveer de frutas y vegetales frescos a unas 16,000 personas.
 

En definitiva, ese logro es algo que nos llena de esperanza. Es inspirador porque hay muchas personas que a menudo dicen que no es posible o que no vamos a lograrlo.  El programa ayuda a narrar una historia dentro de la comunidad y a sacarla adelante, entre todos. El objetivo de todo esto es que haya más familias, más niños y más vidas saludables.

Sobre el autor

Christina Joseph es una editora y escritora veterana de Nueva Jersey a quien todavía le encanta leer el periódico a la antigua. Tiene dos hijas a las que intenta inculcarles la importancia de comer frutas y vegetales y, de este modo, lograr un equilibrio con todas las golosinas que les compra la abuela. El objetivo de salud de Christina es reanudar su rutina de ejercicios después de haberla abandonado por lesiones.

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